En estos tiempos de carestía, de una inflación disparada que se ve en los medios y directamente cuando vamos por vegetales al supermercado; hay que sacar el mejor lado de la situación y aprovechar los remanentes de la especulación de precios y convertirlos en una carta a nuestro favor.
Por ejemplo, en esta época de papas y plátanos con precios disparados, lo más sensato es buscar opciones que estén en cosecha y que incluso sean ignorados por las leyes del consumo.
Fui a un hipermercado, es decir, algo así como un mayorista pero que a veces ofrece opciones de minorista; en fin, hayamos unos ajos a super precio: 15 centavos de dólar o $600 colombianos por una amarradijo, cuando su precio normal es de 1 dólar por uno de estos de 3 cabezas.
Afortunadamente identifiqué la oportunidad y pensé en sacar provecho a la situación.
Compré 3 amarradijos de estos, que son mucho ajo para el consumo cotidiano, pero aquí está el truco:
Puedo usar unos 5 o 6 dientes (una cabeza puede traer hasta 12), para las preparaciones del hogar más rutinarias: arroces, panes, pastas; y el resto se condenaría a lo que le pasa a la otra mitad de un limón que se seca en la nevera.
¡Pero no!
Con algunos recipientes, que podrían ser hasta los vasos de café de cartón (muy importante), o las masetas o materas que tengan agujeros de drenaje y buena tierra que se puede conseguir en cualquier vivero, es posible utilizar esos otros ajos para sembrar unas 10 plantas que te abastecerán al cabo de entre dos y tres meses, una producción de hasta 9 o 10 cabezas de ajo frescas, cultivadas y mantenidas por uno mismo y lo más importante: rescatadas de la triste realidad de tirar los alimentos.
Pero bueno, hicimos la prueba en cámara, en diferentes circunstancias y estos son los resultados que obtuvimos:
La naturaleza es muy sabia y nos entrega las formas de producción, y créanme; son muy fáciles de asimilar por su simpleza; todo es detenernos un momento a pensar, ¿cómo funciona el arte de cultivar?, y ¿por qué nadie me lo había dicho?
Ahora, los invito a sembrar sus propios ajos y contarme en los comentarios cómo les fue con la experiencia.
Juanita Rodríguez
Directora de Huerto en Casa Colombia